Instalaciones Mineras de El Arteal

Las instalaciones mineras de El Arteal se encuentran situadas al pie de la vertiente occidental de Sierra Almagrera en la rambla de la que toman el nombre, a dos kilómetros al oeste del núcleo urbano de Herrerías.  
Este conjunto industrial está formado por las siguientes instalaciones:
     – El Desagüe de El Arteal (1894-1912)
     – Instalaciones mineras de la compañía Minas de Almagrera, S.A. (1945)
El Desagüe de El Arteal (1894-1912)
Se encuentra situado a la entrada del conjunto industrial, tras pasar entre dos edificaciones que dan entrada al complejo, a la izquierda del trazado. 
El desagüe estaba compuesto por un pozo de 120 metros de profundidad, con bombas instaladas en el fondo. Para que las aguas llegasen a las bombas, el desagüe contaba con una galería de 250 metros que, partiendo del mismo pozo se internaba en la Sierra en busca de los «soplados» o galerías por donde circulaba el agua. 
Junto a la boca de salida del desagüe, se localiza la nave principal de la central de transformación de Minas de Almagrera SA y la chimenea de las antiguas calderas que mantenían en funcionamiento las máquinas. Estas calderas se sustituyeron en una segunda etapa por un motor diesel de 500 HP. 
Instalaciones mineras de la compañía Minas de Almagrera S.A.
De las instalaciones construidas por la compañía Minas de Almagrera S.A destacan las siguientes:
   – Lavadero de flotación
   – Socavón de Santa Bárbara (1949)
   – Ferrocarril minero del socavón de Santa Bárbara
   – Edificios de duchas de los trabajadores
   – Poblado de trabajadores en el llano de El Arteal
La compañía Minas de Almagrera se centró en retomar el desagüe de la Sierra Almagrera. 
Con objeto de unir los distintos pozos de las minas de la sierra se construyó el socavón de Santa Bárbara (1949). Situado al este del conjunto minero de El Arteal, del socavón de Santa Bárbara se conserva la boca de entrada construida en mampostería de piedra con arco en piedra, cornisa recta y esquinas reforzadas con piedra. 
Junto al socavón de Santa Bárbara se localizan las duchas de trabajadores, dos edificios circulares construidos en hormigón armado, una de las piezas de mayor valor estético y tecnológico que han sobrevivido del conjunto. 
Al norte del conjunto, junto al antiguo desagüe, se sitúan los nuevos lavaderos de flotación de los que se conserva sus trazas generales. 
Al suroeste del conjunto, en el llano de El Arteal, se sitúa el poblado de trabajadores. Este poblado de vivienda colectiva en bloques de planta rectangular, alargados, de dos alturas y cubierta a dos aguas, contaba con un total de 20 bloques distribuidos en tres filas orientados en dirección NE-SO, escuelas y economato. Desataca la decoración de borde de los hastiales de cada uno de los bloques y el uso decorativo de las ranuras de ventilación de la cubierta. La misma decoración de borde de los hastiales ha sido repetida en el muro de cierre de planta baja de los patios traseros entre los distintos bloques. 
Datos Históricos

LA MINERÍA EN LA PROVINCIA DE ALMERÍA
La extraordinaria riqueza mineral de la provincia ha propiciado una continuada explotación de sus recursos mineros a lo largo del tiempo, intensificándose de manera extraordinaria desde principios del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX.  
Las actividades mineras en la provincia de Almería pasaron por dos etapas diferenciadas*: 
Etapa 1 (1820-1890) Minería del Plomo. Localizada en las Alpujarras y la sierra de Gádor o Poniente almeriense.
Etapa 2 (1890-1930) Minería del Hierro. Sierra Almagrera o Levante almeriense.
Desde 1880 los nuevos centros productivos de Linares, Córdoba y Ciudad Real y el incremento de la capacidad productiva de la sierra de Cartagena-La Unión ganan posiciones a la minería almeriense. El final de la minería vendrá marcado por la crisis siderúrgica de los años 20, la crisis económica del año 1929 y la competencia norteafricana. 
ETAPA 1 (1820-1890) LA MINERÍA DEL PLOMO EN LA ALPUJARRA ALMERIENSE Y LA SIERRA DE GADOR. 
Las explotaciones de plomo se localizaron en las Alpujarras y en la sierra de Gádor con numerosas concesiones de reducido tamaño, gestionadas por improvisadas sociedades en manos de gente de la zona y con precarios medios de extracción y de transformación, como eran los tornos de mano y el horno reverbero español conocido como boliche. 
En la sierra de Gádor llegaron a trabajar unas 20.000 personas entre las minas, las fábricas y los arrieros. Muchos de estos trabajadores eran campesinos y jornaleros almerienses que complementaban sus escasas rentas o sus salarios con el trabajo temporal en las numerosas minas abiertas, primero, en esta sierra y, posteriormente, en la sierra Almagrera. 
La abundancia de mineral por superproducción provocó el desplome de los precios en los mercados internacionales y la ruina de muchas minas alemanas e inglesas. 
En 1836 comenzaron a agotarse las balsadas más accesibles y, al mismo tiempo, una bajada de los precios del mineral provocó la decadencia de estas explotaciones. 
ETAPA 2 (1890 – 1930) LA MINERÍA DE PLOMO DEL LEVANTE ALMERIENSE. SIERRA ALMAGRERA.
El agotamiento en el año 1838 de las minas de la sierra de Gádor coincidió con el descubrimiento del filón de plomo argentífero en el barranco del Jaroso en la Sierra Almagrera. Este descubrimiento supuso para Almería el cenit de un siglo caracterizado esencialmente por las actividades mineras y metalúrgicas. 
En ese momento se sucederán las explotaciones de plomo y de hierro en busca de un rápido beneficio que se despreocupaba por la racionalización de la explotación. 
Las instalaciones minero metalúrgicas del levante almeriense, siendo uno de los puntos neurálgicos de la minería y metalurgia mundiales a mediados del siglo XIX, se caracterizaban por un minifundismo que conllevaba una constante insolvencia financiera, el arrendamiento continuo de la explotación y la precariedad de medios técnicos, especialmente, a la hora de realizar conjuntamente el desagüe de la capa freática.
El proceso especulativo entre las numerosas sociedades mercantiles propietarias de las concesiones y las sociedades explotadoras, así como las múltiples compraventas de acciones generó interminables pleitos. Las ganancias no fueron generalizadas pero las obtenidas por algunas familias formaron las principales fortunas de la Almería del siglo XIX. Esta incipiente burguesía minera muy pronto pasaría a constituirse en burguesía agraria gracias a la disponibilidad de las tierras eclesiásticas y municipales desamortizadas. 
A finales del siglo XIX el aumento de la demanda británica provoca un espectacular y efímero desarrollo de la minería provincial con la construcción de nuevas instalaciones de carga, transporte y arrastre (infraestructuras ferroviarias, cables aéreos y embarcaderos). 

Macael Viejo

Yacimiento situado sobre una montaña donde se explota mármol blanco de Macael. Existen algunas referencias bibliográficas de restos romanos en el lugar, aunque actualmente sólo han aparecido algunos fragmentos de sigillata clara. No obstante, el yacimiento es fundamentalmente un hábitat medieval. La parte alta del despoblado, donde se debía de encontrar el reducto fortificado, está ocupada por una cantera de mármol. El yacimiento está muy afectado por las antiguas explotaciones de las canteras y posteriormente por la intensificación de las mismas. El resultado es la existencia de numerosas tumbas violadas con restos dispersos y destrucción de construcciones. Situado en un erial. Comarca del Valle del Almanzora.
https://www.noticiasdealmeria.com/macael-sigue-recuperando-su-legado-arqueologico

Cerro del Nacimiento

El yacimiento del Cerro del Nacimiento está localizado dentro del término municipal de Macael, concretamente a 1,5 kilómetros al noroeste de la población, en las estribaciones septentrionales de la Sierra de los Filabres. Sobre la base del material cerámico se ha datado la fase principal de ocupación en la Edad del Bronce Pleno, aunque algunos materiales apuntan a una ocupación anterior, durante la Edad del Cobre. 

Su patrón de asentamiento y, en especial, el urbanístico, obedece al modelo de implantación de esta cultura, así las construcciones que organizan el espacio se distribuyen según el principio general de disposición más o menos paralela a la orientación de las curvas de nivel. Los restos del asentamiento se localizan sobre un cerro de naturaleza dolomítica de forma triangular y sobre un espolón rocoso que se eleva en la falda norte del cerro Ocará, al otro lado del Barranco Alegre. Por tanto, se trata de un yacimiento arqueológico estructurado en dos zonas diferenciadas espacialmente, aunque todas las evidencias indican que la ocupación en ambas es contemporánea, y con una evolución común. Además, se ha localizado una fuente a los pies de este cerro, al nivel del cauce del barranco, que debió de abastecer a los pobladores del asentamiento.

El núcleo principal y más extenso del yacimiento, posee una forma más o menos triangular, por su adaptación al terreno, definida por tres sistemas de muros que marcan el límite exterior del espacio ocupado. Su funcionalidad es tanto defensiva como de configuración espacial, ya que a partir de ellos se crea una plataforma sobre las que construyen tanto las unidades de habitación como las zonas de paso. Es posible, a través de la observación de los restos estructurales, deducir que la organización espacial se estructuraba a partir de terrazas artificiales. Los dos sistemas de muros más largos confluyen en la parte más estrecha del cerro, donde se abre la puerta, quedando así cerradas por este cinturón las tres laderas con un solo punto de acceso. Los muros no llegan a encontrarse, sino que discurren paralelos durante algunos metros, formando un pasillo. La puerta ha sufrido modificaciones, en cuanto a anchura, estrechándose a lo largo del tiempo, sin duda para garantizar las posibilidades de control.

De las tres laderas del Cerro, la occidental y la oriental parece que se han organizado de forma integrada, localizándose en la parte superior de ambas un complejo estructural que reviste la cresta rocosa, delimitándose un espacio en el que, aprovechando las características topográficas de cerro, se organiza el hábitat, al tiempo que se aseguraba la estabilidad de las unidades de habitación más altas al apoyarse sus partes traseras en la roca. En la ladera oriental se definen dos grandes terrazas separadas por un gran lienzo de muro, a partir del cual se distribuyen las unidades de habitación en hileras comunicadas por una calle o zona de paso. Algunos de los muros de esta zona se disponen en sentido oblicuo a las curvas de nivel, posiblemente para facilitar la comunicación entre las terrazas mediante rampas de acceso. 
Aunque no se pudo identificar ninguna unidad de habitación en estos espacios, si hay que indicar que en la terraza superior se localizó una tumba en cista, de las varias conocidas en el yacimiento. 
La ladera meridional se encuentra separada de las anteriores por la cima. Se define como un sector geomorfológicamente muy escarpado en donde la ocupación es muy dificultosa, por lo que resulta sorprendente constatar cómo las construcciones en este sector bajan hasta casi el nivel del cauce, cerrando contra las paredes verticales del cerro, impidiendo así cualquier posibilidad de acceso. 
Finalmente, hay que resaltar la intervención antrópica en el Cerro del Nacimiento para su adecuación como asentamiento. Así se han documentado algunas modificaciones artificiales en las paredes rocosas para acentuar su inaccesibilidad, lo que pone de manifiesto la plena articulación del espacio habitado como un todo cerrado y perfectamente delimitado con una única puerta de acceso. A ello habría que añadir la posible existencia de un foso, ya que así fue interpretado el corte artificial de las paredes de la pequeña vaguada que separa este núcleo principal de un pequeño cerro observado al Norte. Sin embargo, esto solo se trataría de una hipótesis, ya que hasta ahora no se ha documentado ningún otro ejemplo de foso de la Edad del Bronce en el sureste de nuestra Península. 
El segundo sector del yacimiento, o hábitat secundario, es de menor extensión y ha sido interpretado por su localización estratégica como un enclave que completaría la defensa de todo el asentamiento.
Datos Históricos
El Cerro del Nacimiento es uno de los escasos asentamientos argáricos conocidos en el valle medio del río Almanzora, al localizarse dentro de un área despoblada en el que se conoce como «territorio argárico», donde sólo se localiza otro sitio arqueológico, El Picacho en Oria. Además, es uno de los pocos asentamientos argáricos cuyo emplazamiento está distribuido sobre dos unidades topográficas diferenciadas, en función de las necesidades defensivas y posiblemente para un mejor control del territorio.
Los estudios realizados tanto en el cerro como en su entorno inmediato, han llevado a sus investigadores a plantear el empleo durante la Edad del Bronce de la irrigación de campos de cultivo en la terraza por medio de pequeñas conducciones que aprovechan la gravedad para el transporte y distribución del agua a lo largo de los valles de los arroyos. Sin embargo, no existen evidencias materiales que confirmen estas hipótesis.
En cuanto a la actividad metalúrgica en el yacimiento, se han localizado algunas escorias como plomo al pie de la ladera Este del núcleo principal del yacimiento. También se han localizado, a no gran distancia del asentamiento, pequeñas vetas de mineral de cobre, y algo más próxima aparece una mina de oligisto. Los materiales arqueológicos sitúan la ocupación principal del yacimiento en la Edad del Bronce Pleno, en época argárica; aunque algunos materiales apuntan a una ocupación anterior más antigua, de comienzos de la Edad del Cobre.            

Fuente: Guía Digital  

La Encantada

El yacimiento de La Encantada, en Almizaraque (Cuevas del Almanzora, en la carretera de Las Herrerías a Villaricos) es un sepulcro de cúpula que comparte algunas características constructivas y cierta contemporaneidad con manifestaciones megalíticas de otras partes de la península. Desgraciadamente, el túmulo está abandonado y en un proceso de deterioro.

José Latova – año 1982

La Mora de Alcudia de Monteagud

Antigua tradición  de Alcudia de Monteagud, de la provincia de Almería.
Tradición que consistía en que antes de salir el sol en San Juan había que lavarse la cara en la fuente del pilar de Alhabia, pues si no, al amanecer aparecía una mora encantada para peinar sus largos cabellos, y si te encontraba allí te hacía prisionero, lanzándote el peine y transmitiéndote su encantamiento. (Las mujeres se lavaban la cara en la fuente para encontrar marido…)
Fuente: Almeriapedia

Despoblado de Almizaraque

Yacimiento arqueológico ubicado en el término municipal de Cuevas del Almanzora  (Almería) que ocupa una pequeña elevación situada en la última terraza de la margen izquierda del Río Almanzora. Es dado a conocer por el ingeniero de Minas y Arquéologo de origen belga Luis Siret  , que lo excava a lo largo del primer tercio del siglo XX, ya que en esa época vive en las inmediaciones. Con posterioridad, en los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado se realizan intervenciones puntuales, mientras que a partir de 1985 se desarrolla una fase de investigación más sistemática por un equipo de arqueólogos de las universidades Complutense y de Valladolid, así como del Ministerio de Cultura.
Se trata de un asentamiento de tamaño medio de la Edad del Cobre, habitado entre finales del IV milenio y principios del II, constituido por cabañas circulares compuestas por un zócalo de piedra sobre el que se alzaba una pared de cañizo repellado de barro y se cubrían con un techo realizado con materias vegetales. Es de destacar la abundante presencia de silos en el interior de las cabañas. El poblado estaba defendido por una muralla con bastiones semicirculares, cuyo trazado completo se ignora. Estos rasgos urbanísticos y la tipología de los artefactos recuperados durante su excavación determinan que sea considerado un asentamiento destacado de la Cultura de Los Millares  . Su posición estratégica en la desembocadura del Río Almanzora, cerca de la antigua línea de costa, plantea la posibilidad de que el estuario de dicho río fuera navegable en aquella época. Entre los trabajos especializados documentados en este asentamiento se destaca la metalúrgica, que se ve favorecida por la cercanía de los filones cupríferos de la inmediata Sierra de Herrerías; la talla de puntas de flecha de sílex y la manufactura de ídolos de hueso. Estas actividades y su ubicación hacen de Almizaraque un yacimiento fundamental para la exploración de los inicios de la metalurgia en el sureste de la Península Ibérica y del desarrollo de la desigualdad social.

La mayor parte de los materiales arqueológicos recuperados en las primeras excavaciones se conservan, y algunos se exhiben, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, destacando un conjunto de ídolos oculados realizados en hueso. En una colina situada en las proximidades del yacimiento se reconocen varias tumbas colectivas, entre las que sobresale, por su monumentalidad, un sepulcro de falsa cúpula, conocido como La Encantada, que constituían su necrópolis. Algunas de las sepulturas que integraban este cementerio se han destruido como consecuencia de las labores agrícolas efectuadas en la zona después de su descubrimiento. Y el mismo yacimiento se encuentra muy afectado por la intensidad y duración de las excavaciones realizadas en él.
[ José Andrés Afonso Marrero ]

Alfar Romano de la Rumina

Enclave romano que, dada la persistente especulación constructiva del área donde se sitúa, ha quedado reducido a una pequeña zona que no supera los 100 metros cuadrados, ya que el resto ha sido, poco a poco, construido.
Unas obras de construcción motivaron la excavación de urgencia de 1984 y la primera delimitación de la zona arqueológica. Ante la amenaza de la invasión urbanística, la Delegación de Cultura decide abrir expediente para su declaración como B.I.C. Un año después se paralizaron unas obras que afectaban al yacimiento y se realizó una excavación de urgencia con objeto de realizar la delimitación precisa y definitiva de la zona arqueológica, la cual se incorporó al expediente de declaración de B.I.C. 
Actualmente presenta un lamentable estado por el vertido de basuras y escombros. Una limpieza no controlada podría conllevar un fatal desmonte del terreno. 
Una excavación realizada en el año 2003 confirma los indicios aportados por excavaciones anteriores: la existencia de un alfar,  documentado por la excavación de 6 hornos, dos de los cuales se hallan en un excelente estado de conservación, así como por el hallazgo de parte de las producciones fabricadas en este complejo artesanal.


La Rumina está estrechamente vinculada a la cercana villa de la Rambla de Los Terreros, pequeño asentamiento rural altoimperial que se abasteció de buena parte de su cerámica doméstica con las producciones del alfar, algunas de las cuales tiene similitudes con la cerámica fabrica en otros talleres .
Es posible que otros asentamientos cercanos se abastecerían también de La Rumina, sin embargo las escasas intervenciones arqueológicas realizadas no permite ahondar más en la investigación sobre la distribución de las cerámicas de La Rumina.
Los trabajos en La Rumina ha arrojado nuevos datos que confirman los aportados por la excavación de otros alfares: el funcionamiento en batería de los hornos, la existencia de un área común de trabajo o los vertederos próximos a los hornos.
Otro aspecto a tener en cuenta es la inserción de La Rumina en las principales rutas comerciales que conectaban la Bética con otras provincias del Imperio Romano, confirmado por el hallazgo de dos producciones cerámicas diferentes: recipientes anfóricos, pertenecientes a Dressel 2, y sobre todo de Dressel 7-11 y de las ánforas olearias béticas, Dressel 20, y sigillatas, especialmente producciones itálicas y sudgalicas.

El Baladrar

Se trata de dos yacimientos localizados en la misma zona. La ocupación de la Edad del Cobre se documenta fundamentalmente en la margen izquierda de la Rambla del Blanco. El asentamiento medieval era de mayor extensión a juzgar por la dispersión de los restos. Éstos aparecen en un área que incluye el yacimiento del Cobre y se extiende a un lado y a otro de la rambla. La zona arqueológica está amenazada por un proyecto de construcción de urbanización en el lugar. Situado en terreno agrícola y erial. 

Fuente: Guía Digital
Fotos : Revista del Levante Almeriense

Las Pilas-Mojácar la Vieja

El sitio arqueológico de Las Pilas-Mojácar la Vieja es un asentamiento calcolítico situado en las estribaciones de Sierra Cabrera. Está limitado al Sur-Sureste por el barranco de Las Pilas y al Norte-Noroeste por un pequeño barranco que lo separa de Mojácar la Vieja, avanzando en forma de espolón hacia el río Aguas, situado al Norte-Noreste. La mayor parte del sitio está ocupada por frutales y pequeñas huertas. Las roturaciones para cultivos y los desmontes de tierra han alterado la fisonomía del lugar, ofreciéndo una impresión de accesibilidad que debe distar bastante de la imagen originaria.
Pese a lo reducido del área excavada, si se relaciona con la extensión total del asentamiento, se cuenta con una serie de datos que permiten conocer algo de las estructuras domésticas y defensivas de este poblado. 
Las cabañas excavadas corresponden a las fases más tardías. De forma circular y con un diámetro de unos 5 metros, presentan un zócalo de piedra de desigual tamaño con una altura máxima conservada de 0,4 metros aproximadamente. Las caras son muy irregulares, pudiendo estar revocadas al interior para homogeneizar la superficie.
Entre las cabañas, la excavada en el corte 5 presentaba un hogar circular central de 1 metro de diámetro y otro hogar más reducido (0,6 metros de diámetro) en un área muy próxima. Una estructura de grandes piedras dispuestas verticalmente junto al zócalo de la cabaña, que servían de contenedor, completaban la infraestructura doméstica. En otra de las cabañas, en la ampliación del corte 5, hay que destacar la aparición de una estructura formada por piedras, similar a la descrita anteriormente, pero que contenía únicamente tierra muy homogénea y de granulometría muy fina. Junto a esta estructura, apareció un vaso cerámico de grandes dimensiones y un número muy elevado de pesas de telar en distinto grado de elaboración. Probablemente, la tierra contenida en la estructura de piedras se utilizaría para la fabricación de pesas.
A fases anteriores, probablemente Cobre Medio, corresponde una estructura de fortificación que únicamente ha podido ser definida en parte por las propias limitaciones de la intervención arqueológica. Se trata de un muro construido con grandes piedras, que presenta la cara exterior en forma de talud, siendo la interior vertical. El tramo documentado ofrece una trayectoria curvilínea a lo largo de unos 6 metros, con una altura máxima conservada de 1 metro.
A lo largo de toda la secuencia han aparecido abundantes restos cerámicos, así como útiles realizados en piedra (tallada y pulimentada) y hueso, que siguen los patrones característicos del mundo calcolítico.
Por lo que respecta a Mojácar la Vieja, los datos que se tienen corresponden a una prospección superficial del asentamiento, y del área de necrópolis, contando para esta última con una excavación arqueológica de urgencia.
En época musulmana  igualmente se ocupa este cerro. Así, en la cima se construye un aljibe de grandes dimensiones, quedando la ladera Sur, la de la solana, cubierta en gran parte por casas escalonadas para salvar la fuerte pendiente.
En cuanto a la necrópolis correspondiente al asentamiento de Mojácar la Vieja, situado en el paraje de la Era del Lugar, el Inventario de Yacimientos Arqueológicos de la Provincia de Almería de 1987 recoge la presencia de líneas de sepultura bajo la era de la cortijada.
La excavación arqueológica de urgencia realizada en julio de 1990 permitió documentar dos sepulturas pertenecientes a esta necrópolis.
Pese a que la información que facilitan las fuentes escritas sobre la Mojácar musulmana es más bien escasa, un estudio de este asentamiento puede ofrecer interesantes datos urbanísticos, arquitectónicos,…, para las primeras comunidades islámicas, al tratarse de un asentamiento abandonado por un traslado de población y que, por tanto, no ha sufrido posteriores alteraciones.

Fuente: Guía Digital
Fotos : Revista del Levante Almeriense