Molino de viento Roquetas de Mar

Este molino fue una de las obras que el regidor de Almería en el año 1777, Miguel de Cambronero, impulsó. Es una estructura cilíndrica de mampostería desigual de la cual el tiempo ha hecho desaparecer el techo de madera y las aspas.
Se accedía a su interior mediante una pequeña puerta adintelada (ahora una puerta de garaje) y, en lo alto, presentan ventanillas (actualmente lo que hay en lo alto es un cableado). En su origen de la cubierta salía un grueso tronco, el eje, al que se trababan las cuatro aspas, formadas por dos maderos largos, que formaban una cruz.

Cabe destacar que el catálogo del PGOU dice textualmente ”Se pone en valor tanto el elemento como su entorno inmediato” algo claramente alejado de la realidad a la vista de la imagen.

Necrópolis Musulmana de Baŷānis

A la conocida Turaniana le sucede en el periodo medieval una aldea musulmana que las fuentes árabes llaman «al-Biŷānis», «al-Binŷās» o «Baŷānis». El nombre lo conocemos por los geógrafos al-Udri, nacido en la vecina Dalaya (Dalías) en el siglo XI, y el posiblemente ceutí al-Idrisi. A la hora de describir el camino de Almería a Málaga, mencionan a esta al-Biŷānis como una alquería situada a 6 millas al oeste de Almería, ruta que continúa hacia Berja y Dalías.

En cualquier caso, la extensión de al-Biŷānis no alcanzó la de Turaniana, más bien se limitó a su parte norte, en el entorno de Torrequebrada. También se nombra un torre desde donde se encendía fuego para avisar de barcos enemigos, posiblemente una de las existentes en nuestra costa.
Los restos arqueológicos que nos han llegado son escasos a la espera de una excavación completa: cerámica medieval y un cementerio árabe. Los enterramientos islámicos se caracterizan por no tener grandes riquezas y carecer de ataúd (salvo excepciones), envolviendo el cuerpo en una serie de lienzos. Posteriormente era depositado sobre su costado derecho y con la cabeza mirando hacia La Meca, tal y como se encontró el enterramiento de un adolescente que presentamos en la imagen durante la excavación arqueológica de 1993.
(Texto de Juanmi Galdeano Manzano y fotografía del archivo de Gabriel Cara González)

Bibliografía: CARA GONZÁLEZ, G. (2004). Roquetas de Mar. 400 años de historia, siglos XVI-XX.

Torrequebrada

La torre almenara que protegía el paraje de los Bajos de Roquetas se llamó «Torre Quebrada» al haberla inutilizado presuntamente un rayo. Era una sólida construcción ligeramente ataluzada de mampostería y alzado de tapial. Medía casi 5,5 metros de lado y a finales de los años cincuenta sus muros alcanzaban todavía los 3,5 metros de altura.
A la primera estancia se accedía por una puerta a 2,2 metros del suelo. Pudo tener terraza para prender las fogatas en caso de emergencia pero las escasas fotos que han llegado a nosotros la presentan ya muy maltrecha.
Se ha especulado sobre su cronología y función. Joaquín Delgado que fue el primero que la describió (1959), afirmaba que era un mausoleo romano turriforme. En realidad, parece seguir el modelo de torre litoral nazarí de mediados del siglo XIV. Por lo tanto, sería parecida a la de Roquetas, conservada en parte hoy en el interior del castillo de Santa Ana.
La torre, protegida como todas las fortalezas por una ley de 1949, tuvo la mala suerte de encontrarse en un lugar de amplio potencial turístico. Así, en 1960 se emprendían trabajos de somera urbanización en el entorno y dos años después era volada.

Texto de Lorenzo Cara Barrionuevo

Torre de la Molineta

La edificación situada en la carretera de Alicún, a medio camino entre Algaida y El Parador, pertenece a una serie de instalaciones destinadas a la obtención de agua y que estaban vinculadas a los poblados de colonización creados hacia la segunda mitad del siglo XX para impulsar para el desarrollo agrícola de distintas zonas de la geografía española.
Es una torre de planta circular rematada con almenas, construida con muro de carga y revestido con mortero de cal. Da acceso a su interior una pequeña puerta adintelada y, en lo alto, sobre la cubierta se sustenta una estructura métalica, a la que se traban las aspas del molino.
La caída en desuso y el abandono del edificio ha debido ser la causa inicial de su ruina; no obstante, las transformaciones del su entorno cercano, lo han descontextualizado de su entorno natural. Las intervenciones en molinos que respondan legítimamente a las demandas del uso contemporáneo deben llevarse a cabo mediante la introducción de técnicas y materiales que mantengan un equilibrio de expresión, apariencia, textura y forma con la estructura original.

Locomotora arroya a una Ambulancia en Gádor

El pueblo de Gádor y en general, toda la provincia de Almería tiene aún presente el dramático accidente ocurrido en la localidad del Bajo Andarax el 17 de noviembre de 1994 en el que murieron siete personas entre ellas dos bebés de escasos meses, al arrollar una locomotora a una ambulancia en uno de los pasos a nivel existentes a la salida de la localidad. 

La niebla pudo dificultar la visión del conductor de la ambulancia a la hora de atravesar el paso a nivel y no advertir la presencia de la locomotora. Las señales luminosas indicaban que el paso de un tren era inminente. Quizás la niebla y la confianza del conductor que realizaba el recorrido a diario pudieron unirse en una fatal alianza que se saldó con las siete victimas mortales.
El accidente se produjo a las nueve y diez minutos de la mañana. La ambulancia conducida por Manuel Pelayo López de 42 años natural de Alhama de Almería, trasladaba a las siete personas desde las localidades de Illar, Alhabia y Albolduy a la residencia sanitaria de Torrecárdenas para asistir a las sesiones de rehabilitación que venían recibiendo desde hacía varias semanas. El vehículo sanitario matrícula AL 3229 L que circulaba por la carretera comarcal 332 en dirección a la capital irrumpió en el paso a nivel, a pesar según informó entonces la compañía Renfe de que la semi barrera se encontraba bajada. Tras el impacto, la ambulancia fue arrastrada unos doscientos metros por la locomotora que se dirigía hasta Huéneja.
Los siete cadáveres quedaron aplastados bajo un amasijo de hierros y chapa siendo necesaria la intervención de la Unidad de Salvamento del parque contra incendios de Almería para rescatar del vehículo los maltrechos cuerpos sin vida. Todos los ocupantes de la ambulancia murieron en el acto, por lo que pese a la rápida intervención de los equipos médicos de Gádor y Benahadux que se personaron al poco tiempo de producirse el terrible accidente su presencia desgraciadamente no llegó a ser necesaria.
La noticia corrió como la pólvora entre las localidades del Bajo Andarax. A escasamente una hora de producirse el accidente, numerosos familiares de los fallecidos se habían desplazado ya hasta Gádor desde los pueblos limítrofes intentando conocer la suerte que habían corrido los ocupantes de la ambulancia.
Poco antes de la una de la tarde, el titular del juzgado de instrucción numero 9 de Almería, que previamente había ordenado el levantamiento de los cadáveres ordenaba la identificación de los fallecidos que de manera provisional habían sido trasladados hasta el depósito municipal de Gádor. Entre los fallecidos se encontraban la mujer y el hijo de siete meses de Francisco Martínez, alcalde de Alboloduy. El dolor unió a los cuatro pueblos del Bajo Andarax. Los familiares y amigos de las victimas, inmersos en una especie de nube no acertaban a comprender lo ocurrido. Todos ellos insistían entonces en la necesidad de eliminar los cuatro pasos a nivel que transcurren por el municipio de Gádor lamentándose que el Gobierno hiciera oídos sordos a estas reivindicaciones.
Junto al conductor de la ambulancia Manuel Pelayo, fallecieron Manuel López Rodríguez de 52 años, natural de Alhama, Gregoria Maillo Cabello de 31 años, natural de Illar, Francisca Ayala Valverde de 37 años y su hijo de siete meses Alejandro Martínez Ayala, Ana María Castellón Orta de 30 años y su hija.


Fuente: José Angel Pérez

Accidente Ferroviario en Gádor

16 de agosto de 1965. Hace bochorno y el pueblo de Gádor no duerme la siesta. Una cerrada tormenta descarga furiosamente por todo el valle del Andaráx aunque la lluvia más intensa se fija sobre los montes de Sierra Alhamilla. El abundante aparato eléctrico obliga a que en muchas casas del pueblo se guarden apresuradamente cualquier objeto metálico que pudiera ser susceptible de atraer a los rayos. La tormenta, de alguna manera se convirtió en antesala de una de las tragedias más dramáticas que en la década de los años sesenta sacudieron a la provincia. Un accidente ferroviario ocurrido en este término municipal se saldó con el triste balance de trece personas muertas y otras cincuenta y tres heridas de diferentes pronósticos. Son las 15,22 minutos, cuando Francisco Herrera Carpio, jefe de la estación ferroviaria de Gádor autoriza la entrada a la estación del tren correo 5.831 procedente de Almería con destino a Madrid. Esta circunstancia quedó reflejada en el libro de telefonemas de la estación gadorense.
El convoy lo integran seis unidades arrastradas por una maquinaria diésel que había salido de la estación de Almería a las 15,10 minutos. Tras una breve parada en Gádor , Francisco Herrera autoriza su salida. La tarde está totalmente plomiza y la tormenta no amaina. Llueve intensamente. La visibilidad es mala y solo el resplandor de los aparatos eléctricos alumbra débilmente el trazado ferroviario.
Momentos antes de autorizar la salida del correo Almería-Madrid, Francisco Herrera, responsable de la estación de Gádor casi de forma mecánica llama a la estación de Santa Fe comunicando que ya tiene vía libre el tren mercancía Nº 8 para ser recibido en Gádor. Entre ambas estaciones hay una corta distancia de apenas cinco minutos. Francisco Herrera, sin cerciorarse realmente si el tren mercancías ya estaba en Gádor reflejó su llegada en el libro de telefonemas a la hora que habitualmente lo hacía. Ese tremendo error, no comprobar que realmente el mercancía ya estaba en Gádor fue el elemento desencadenante de la tragedia.
A las 15,22 la maquinaria diésel del tren correo se pone en marcha. Avanza lentamente, y sin apenas velocidad recorre algo más de un kilómetro. Al llegar el convoy al punto kilométrico 232.800 entre Gádor y Santa Fe, en la denominada “Cuesta del Rayo”del paraje El Castillejo se produjo el accidente. Fue un choque violento entre ambos trenes. Las dos máquinas quedaron empotradas una sobre la otra.
El tren mercancías que circulaba por la misma vía se encontraba detenido como consecuencia de un corte en el fluido eléctrico- posiblemente a causa de la tormenta- que inutilizó la maniobrabilidad de la maquina eléctrica que arrastraba veintiún vagones. Cinco minutos antes de salir el tren correo, a las 15:15 se había producido la avería eléctrica. El violento impacto se escuchó en todo el pueblo de Gádor. Lo que siguió fue un paisaje dantesco.
Según la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Almería, el 23 de octubre de 1.966 y cuyo recurso de casación fue rechazado por el Tribunal Supremo el 10 de mayo de 1.970, el día en que se produjo la terrible tragedia, debido a reajustes de plantilla en la empresa, el jefe de estación solo disponía de dos operarios.
Un mozo de agujas a quien encargó darle entrada al tren correo con destino a Madrid y el peón de explotación Clemente San José, quien por indicación de Francisco Herrera cumplimentó la orden de realizar las maniobras adecuadas para que pudiera acceder el mercancías a la estación de Gádor. Un acto combinado, donde la precipitación del jefe de Estación o quizás el exceso de confianza provoco el terrible desastre.
Tras el choque las dos máquinas quedaron superpuestas. Como consecuencia del fuerte impacto se produjo el descarrilamiento del furgón correo y del vagón directo de tercera clase cuyo destino era Barcelona. En este vagón precisamente se produjo la mayor desgracia. Allí se produjo el mayor numero de fallecidos ya que su estructura era de madera. Pese a que el impacto fue de extremada violencia, no alcanzó mayores consecuencias y un mayor número de muertes si el tren correo no hubiese iniciado la pendiente a una velocidad reducida y el mercancías estar detenido. El choque ocasionó el descarrilamiento parcial del correo.
Los primeros momentos son angustiosos. Los viajeros a gritos solicitan ayuda. Los ilesos saltan por las ventanillas. Como pueden esquivan las llamas y salen despavoridos. Muchos se dirigen corriendo al pueblo. En medio del caos los heridos son rescatados por los propios pasajeros ilesos. En un camión son evacuados los primeros lesionados y empiezan a llegar los vecinos en socorro de las victimas. En coches particulares son trasladados hasta Almería.
El interventor en medio de toda la presión tiene una sola preocupación, evitar que se restablezca el fluido eléctrico y se declare un incendio que afecte a todos los vagones del correo. En Gádor ya se conoce la tragedia y el pueblo se vuelca en auxiliar a las victimas. Del vagón de tercera clase empiezan a rescatarse los primeros cadáveres. En total son trece muertes y más de medio centenar de heridos.
El jefe suplente de la Estación de Gádor, Francisco Herrera, hombre respetado y de intachable conducta personal y profesional es procesado. Lleva 43 años de servicio y 17 años como jefe de Estación. Totalmente destrozado y acompañado de uno de sus hijos, también ferroviario, nada mas percatarse de la gravedad del accidente se presentó voluntariamente en la Comisaría de Policía. Se responsabilizó plenamente de todo lo ocurrido exculpando al guardabarreras y al guardagujas que estaban a sus órdenes. Fue juzgado por un delito de imprudencia. Sus subordinados implicados en el proceso, Manuel Cejudo Galindo, Clemente San José y Francisco Contreras fueron absueltos. RENFE tuvo que hacer frente a las indemnizaciones a los familiares de los fallecidos y heridos por su condición de responsabilidad civil subsidiaria.
Fuente: José Angel Pérez

Plátanos Orientales Centenarios

En la plaza del pueblo de Santa Cruz de Marchena , encontramos varios árboles centenarios  de unos 40 metros de altura aproximadamente. Platanus orientalis, el plátano oriental, es una especie arbórea caducifolia, de gran tamaño, ampliamente distribuida y de una larga vida, perteneciente a la familia Platanaceae. El polen que produce este árbol causa una reacción alérgica  muy frecuente en las personas . Su edad aproximada ronda los 110 años .